La tristeza de mi corazón hace brotar lágrimas de nostalgia contenida que rememoran los destellos desvencijados y algo borrosos de un tiempo en el que está alma maldita y desecha fue, por el tiempo que dura un suspiro, la mas feliz del mundo.
Recuerdo aquel día que cometí la irremediable torpeza de besarte y enamorarme perdidamente de tu pelo negro, de tus ojos y sonrisa, de los ataques incontrolables y escalofríos que te hacían temblar y reírte de aquella forma malévola de que quien ha conquistado el mundo haciendo trampas y se regocija en su propia alegría.
Te quise como se quiere a la vida cuando eres un loco adolescente que sueña vivir eternamente para ver cumplidos todos sus sueños. Te quiero de forma silenciosa con miedo y con dolor porque tú ya no me tocas. Te querré hasta el momento de mi muerte, así lo juré y te dije sabré que me quieres cuando el día de mi muerte estés junto a mi y me digas: “Te he querido todos y cada uno de estos días“. Y no es así, tú te fuiste muy pronto y yo me quedé con el corazón ajado y afligido. Y a pesar del tiempo y de dolor infringido seguiré quieriéndote.
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